Maestro de Armonía
Es innegable, la enorme influencia de los sonidos y de la música sobre los seres vivos, desde el hombre hasta la planta, tanto en el campo fisiológico como en el psicológico y el intelectual.
Como las raíces de la música, se determina la expresión de los sentimientos por la voz humana y el fenómeno natural del sonar de una o varias voces en conjunto, aquello sería la raíz musical vocal y ésto último, la raíz de la música instrumental.
Platón afirmaba que la música es el remedio del alma, pudiendo condicionar el espíritu, así como la gimnasia condiciona al cuerpo. Eza de Queiroz refiriéndose al inmenso poder de la música sobre la motivación humana proclamó: “¡Son los Himnos los que hacen las Revoluciones¡”.
En el campo de la psiquiatría, el Dr. Roberth Shauffer observó a lo largo de su clínica con el uso de sonidos, que el efecto de la música sobre el organismo, es sensible y mensurable, siendo que el violín ameniza la inseguridad, la flauta dulce ameniza la ansiedad y el nerviosismo, el violoncelo induce a la introspección y el piano combate la depresión y la melancolía.
El dislocamiento de las vibraciones sonoras en el líquido cerebro-espinal y en las cavidades de resonancia en el cerebro, producen efectos negativos o positivos en el sistema psico-energético fundamentado científicamente, la emergente segmentación de la música-terapia.
En el campo de la terapéutica son innumerables las referencias al uso de los sonidos a lo largo de la historia. Sumamente conocido es el episodio bíblico que refiere como, quien después fue el rey David, siendo joven, fue llamado a la presencia del Rey Saúl para que curase sus tribulaciones del alma del rey con la música de su arpa.
El historiador Homero registró que la música alegra el alma y apacigua las perturbaciones de la mente y el cuerpo. Los médicos de la antigua India fueron grandes conocedores y de la medicina Ayervédica, dispone hasta hoy de sonidos instrumentales y canticos altamente eficientes para activar y equilibrar los centros de fuerza psíquica del hombre.
Más, ¿qué tiene que ver la musicoterapia con la masonería?, los trabajos masónicos, son la representación dramática de la vida y es el templo la representación del campo físico, en donde ocurre esa manifestación divina de la existencia. Así, cada cargo en la Logia se refiere a un aspecto de la dinámica de armonización de todo.
El maestro de armonía se encarga de la selección y reproducción de las vibraciones sonoras, que proporcionan las bases para trabajar los sentimientos, desarrollar la sensibilidad y curar desequilibrios físicos, psicológicos y espirituales. Trabajo que a menudo es mucho más que simplemente proporcionar un fondo sonoro a la sesión, implica la responsabilidad de saber de sus efectos sobre la audiencia.
Sabedores de este recurso de pulir la piedra bruta, a cada masón en la Logia le compete el deber de identificarse con el desempeño del cargo de Maestro de Armonía, ampliando así en esa combinación consciente, el contacto con las esferas más sutiles de realidad que necesariamente llevan al perfeccionamiento.
A continuación les comparto que música usar de acuerdo al evento o al estado de ánimo:
Piezas para calmar ambientes tumultuosos:
(En pasos perdidos)
* El sueño de Debussy.
* El tema de amor de la obertura Romeo y Julieta de Tchaikovski.
* Nocturno para cuerda de Borodin.
Piezas para producir tranquilidad profunda:
(Ya en el templo)
• Ave María de Shubert
• Reverie de Schumann.
• Suite en Re mayor de J.S. Bach.
Piezas para interiorización y meditación:
(Dentro del Templo)
• Concierto para piano No. 2 de Rachmaninov; último movimiento.
• Concierto para piano No. 1 de Tchaikovski; primer movimiento.
Para el equilibrio emocional y mental:
• Consolación No. 3 de Franz Liszt.
• Nocturno de Rimsy Korsakoff.
• Sonata a la luz de la luna de Beethoven.
• Canción Nocturna de Schumann
Para estimular la energía vital:
• Marcha Eslava de Tchaikovski
• Marcha de Fiesta de la opera Tannháuser de Richard Wagner.
• Marcha Rakrusky de Berlioz.
Para combatir la tensión y el nerviosismo:
• Canción de primavera de Mendelssohn.
• Sonata a la luz de la luna de Beethoven.
• Sueño de amor de Franz Liszt.
Para combatir la depresión y el miedo:
• Sueño de amor de Franz Liszt
• Serenata de Schubert.
• Chacona de Bach.
Para combatir la ansiedad:
• Danzas Polovetzianas del príncipe Igor de Borodi.
• Cuatro Improvisaciones de Chopin.
• Sueño de una noche de verano de Tchaikovski.
Para combatir es estrés:
• Traumergi de Schumann.
• Claro de luna de Debussy.
• Canción de la Estrella de la opera Tannháuser de Wagner.
Para provocar exaltación al estimulo:
• Serenata de Toshelli.
• Adagio de Albión.
• Las Criaturas de Prometeo de Beethoven.
La música de los grandes maestros siempre fue una importante herramienta utilizada en las escuelas iniciáticas para elevar las percepciones e inducir la introspección. En musicoterapia, Beethoven, tiene la particularidad de generar profundos cambios en sus oyentes.Vale por tanto intentar una síntesis de los efectos de las principales sinfonías de Beethoven:
La Primera; estimula la motivación y la autoconfianza.
La Segunda; genera fuerza de voluntad y poder de decisión en mentes pasivas.
La Tercera; combate la tensión, la incertidumbre y equilibra el sistema nervioso.
La Quinta; estimula la reflexión existencial.
La Sexta; despierta la creatividad y la autoconfianza.
La Séptima; amplia el autoconocimiento y provoca la espiritualidad.
La Octava; amplia el descernimiento y la conciencia de percepciones superiores.
La Novena; induce a la devoción mística y permite contacto con los estados elevados de conciencia.
Se comenta que Beethoven compuso la Décima Sinfonía, pero tomó la decisión de nunca publicarla debido a los efectos insólitos, excesivamente intensos y profundos que su audición podría provocar en personas no preparadas para el contacto con las esferas más sutiles de la realidad.
No obstante, para obtener en Logia los beneficios de la musicoterapia, que el Maestro de Armonía produzca los sonidos correctos, es necesario, que además de ejecutados los mismos, sean escuchados en su esencia, dejándose envolver por la melodía, con la mente libre de tensiones, imaginándola invadir nuestro cerebro, los pulmones y el corazón, de donde, como una luz sonora de coloración suave circular por todo el organismo produciendo armonía, equilibrio y profunda sensación de bienestar.
Se evidencia así, que este singular cargo musical, encierra una grandiosidad muy poco conocida y practicada, ya que la armonización del Templo, tan necesaria para los trabajos masónicos exige la maestría de un verdadero
Maestro de Armonía.